Resiliencia. Es aquello que la psicología entiende como la capacidad que tenemos las personas para superar (o adaptarnos) de forma positiva a situaciones adversas.
Si nos ponemos más técnicos, podemos decir que el término proviene del latín "resilio", que significa "volver atrás, rebotar [...]".
Algo interesante es que aunque por concepto se le entiende como a la flexibilidad de sobreponerse a situaciones límites, la psicología le "añade" al concepto el hecho de que los seres humanos además de afrontar dichas situaciones podemos salir "fortalecidos" de ellas.
Y aunque al principio de la práctica psicológica se decía que todos teníamos la "capacidad" innata de ser resilientes las investigaciones actuales concluyen que es algo que se tiene que ir desarrollando y en dónde influye notablemente el contexto social en el cuál nos desenvolvamos.
Entonces... ¿Podemos "superarlo" todo?
Así como la sensación del dolor físico varía en cada sujeto (no a todos nos "duele" igual, es un elemento muy subjetivo) mucho depende al momento de resistir "pruebas" (o adversidades) de la persona que las vive y del contexto concreto que esté viviendo.
Porque las experiencias de la vida, el momento preciso en el cuál nos enfrentamos a ellas, favorecerá o no la manera en cómo afrontemos dichas situaciones además un elemento entra en juego:
¿Qué nos motiva a levantarnos?
Tener resiliencia es salir victoriosos frente a un problema intenso (la muerte, una enfermedad, quedar desempleado) y, añadiéndole el tilde psicológico, ser fortalecidos ante tal situación pero para alejarnos de la dificultad "algo" nos debe de mover.
Y no siempre es el instinto de sobrevivir.
Porque huir de un edificio que se derrumba en un sismo "puede" verse como un reflejo instintivo pero sobreponernos y querer salir de una etapa compleja va más por lo emotivo.
¿Existe una razón que me haga querer luchar?
Bien sea un hijo. Una pareja. Un familiar. Un sueño. Tener algo que nos impulse y nos "recuerde" en el subconsciente que vale la pena vivir hace que luchemos por vencer cualquier adversidad.
Es por eso que se acepta que la resiliencia no es algo innato.
Porque se puede correr ante un peligro inminente por supervivencia pero al mismo tiempo también somos capaces de "morir de amor" (dejarse morir al descuidarse) y atentar así contra dicho reflejo de subsistir.
Todos somos capaces de aguantar los problemas y salir de ellos incluso fortalecidos, pero afortunada o desafortunadamente, la vida es tan subjetiva e individual que requerimos un motor que nos impulse a querer seguir vivos.
"No solo somos sobrevivientes de la vida, sino la experimentamos por medio de emociones y sensaciones."
Imagen | Pixabay
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